domingo, 31 de mayo de 2009

La crisis que nos está afectando en el turismo

Leyendo la prensa regional, encuentro este análisis de las crisis que han afectado al turismo. No menciona ni la del llamado Y2K cuando por la paranoia a consecuencia del cambio de milenio se desató pensando que los aviones chocarían, tampoco menciona lo sucedido luego del 9/11, como quiera es muy interesante ver las consecuencias que ha tenido la presente crisis económica, cuyo detonante fue el virus H1N1. Estoy totalmente de acuerdo con lo que menciona en lo relacionado a la confianza que se le ofrece al visitante al mostrar un destino limpio, esa ha sido una de mis grandes preocupaciones, de colaborar en todo tipo de campañas de limpieza, ahora en estos momentos críticos será una buena manera de coadyuvar a publicitar a Los Cabos y toda la Baja California Sur, como un lugar además de seguro, limpio e higiénico. En eso de la limpieza ya he colaborado y lo seguiré haciendo, pero en cuanto a lo de la seguridad y lo que conlleva el flagelo del narcotráfico, eso, eso creo es la gran responsabilidad del Gobernador, ya basta de andar inaugurando dos o tres calles en las ciudades norteñas, hay que ponerse a trabajar en la SEGURIDAD.

O P I N I Ó N
Noroeste.com
El portal de Sinaloa
A R T U R O S A N T A M A R í A G ó M E Z

Análisis: Tres crisis en la historia turística mexicana

Es probable que la crisis turística más grave que México haya padecido en su historia sea la presente. En 1975 y 1983 hubo dos muy severas, pero no con la profundidad de la actual. En esos años la economía turística ya era importante para el país, sin embargo no acarreaba un porcentaje de divisas tan alto como sucede en la actualidad.

En 1975, la crisis fue resultado del boicot de los grupos de cabildeo judíoamericanos en Estados Unidos contra los destinos turísticos mexicanos como una respuesta a declaración de nuestra cancillería en la ONU de que el sionismo, doctrina nacionalista judía, era racismo, particularmente contra los palestinos. La influencia de la comunidad judía en las agencias turísticas mayoristas y en otros sectores de la sociedad estadounidense era, y es tan grande, que el boicot resultó efectivo y demoledor a corto plazo. En poco tiempo, Luis Echeverría ordenó revocar la postura y el bloqueo cesó. Al año siguiente el turismo internacional ya se había recuperado. La dependencia hacia el mercado turístico estadounidense quedaba en evidencia como nunca antes.

En 1974 Mazatlán tuvo una ocupación anual extraordinaria de 85%, pero para 1975 se cayó a 60.90%. El turismo extranjero en 1974 fue de 604 mil 277 personas y en 1975 se derrumbó a un número de 154 mil 900. En 1983, hubo otra crisis turística nacional generada por el inicio de una inflación galopante que duró todo el sexenio de Miguel de la Madrid. Lo interesante, es que ese año no afectó a Mazatlán porque se siguió una estrategia local sugerida por Willy Bernal, entonces Gerente de El Cid y líder hotelero. Lo que propuso Bernal fue mantener las tarifas hoteleras y no ajustarlas a la altísima inflación, a diferencia de lo que hicieron todos los demás destinos, incluyendo Cancún que ya para entonces se había convertido en el cuarto atractivo turístico de México, después de la capital del país, Acapulco y Mazatlán. Siendo Mazatlán mucho más barato atrajo a más turistas internacionales y nacionales. Ese año Mazatlán tuvo la ocupación más alta desde 1975, estando el resto del país en una aguda crisis turística. En 1983 la ocupación fue de 64.90%; al año siguiente, 56.70%, y de ahí en adelante fue descendiendo aun más.

Para 1986, el puerto sinaloense ya había sido superado en número de cuartos por Cancún y Puerto Vallarta: 7,028 y 6,804 respectivamente; mientras que Mazatlán se había estancado en 6 mil 296. Los datos los he tomado del libro "Del alba al amanecer. El turismo en Mazatlán", 2005, Editorial UAS, de mi autoría. El azote que este año conmueve a la industria turística mexicana como todos sabemos resulta de varios factores: la crisis económica internacional, la crisis sanitaria y en parte la crisis de violencia, combinación inédita en la historia de cualquier país. Las dos primeras son globales, la segunda es, en lo fundamental, nacional.

Mazatlán siguió creciendo, y mucho, después de 1975, pero después de la temporada invernal de 1983-1984 ya no; entró en una larga crisis, donde decrecieron todos sus índices turísticos: ocupación hotelera, número de vuelos, nueva oferta de habitaciones de hotel, oferta restaurantera, etc. El estancamiento prácticamente se prolongó hasta 2004, cuando se inició una corta etapa de recuperación sostenida por la construcción y venta de casas habitación, condominios y tiempos compartidos a turistas extranjeros en edad de jubilación. A nivel nacional, los destinos turísticos de playa más importantes: Cancún, Los Cabos y Puerto Vallarta, y no se diga Acapulco, ya iniciaron un ciclo de descenso, aunque con diferentes ritmos. Los indicadores de crecimiento sostenido y alto ya no se presentarán más. Sobre todo Cancún y Puerto Vallarta tendrán un lento crecimiento, muy inferior a los de las décadas de los ochenta y noventa. En gran medida se sostienen porque alrededor suyo han brotado otras ofertas. La Riviera Maya, que se extiende a lo largo de Quintana Roo y Nuevo Vallarta, ya en Nayarit y no en Jalisco.

Por ejemplo, en Cancún la afluencia de turismo extranjero fue descendiendo entre 1997 y 2003, pues pasó del 79.05 de sus visitantes totales al 67.9%, y después del Huracán Wilma, en 2006, aún más. Este año será fatal. Tal y como ya nos hemos enterado a través de los medios, Cozumel y Cancún son los dos lugares más golpeados por la crisis sanitaria que afecta al país. El primero vio descender su ocupación hotelera hasta el 5%, y el segundo hasta el 17-20%."Enfrentamos la suspensión temporal de operaciones de 25 hoteles, que representan 12 mil 420 habitaciones", declaró el Secretario de Turismo de Quintana Roo, la segunda semana de mayo. Estas habitaciones representan el 16 por ciento del total de habitaciones de Cancún, la Riviera Maya y Cozumel.

En Baja California Sur, los restauranteros de La Paz dijeron que desde finales de abril la clientela cayó 90%, luego de que con la crisis, en los últimos meses el turismo bajó 50%; en Los Cabos la ocupación al inicio de la propagación de la influenza en el país, aunque en este estado no hubiese casos sino hasta la tercera semana de mayo, cayó 28%. En Puerto Vallarta se desplomaron las ventas 70% y se preveían pérdidas de por lo menos 2.5 millones de dólares durante mayo en hoteles, restaurantes, tiendas de ropa, artesanías, joyerías, operadores, guías de turistas y taxistas.

En 2008, las divisas en el sector turismo ascendieron a 13 mil 289 millones de dólares, cifra que, de acuerdo con Elizondo Torres, podría derrumbarse este año hasta 7 mil 500 millones de dólares, dato coincidente con el de la firma Consultores Internacionales, que calcula ingresos de sólo 7 mil 571 millones de dólares en 2009. Rafael Armendáriz, presidente de la Asociación Mexicana de Hoteles y Moteles, informó que la hotelería nacional cruza por un lamentable momento histórico con factores de ocupación que "espantan", entre 10% y 12% en ciudades del centro del país, 20% en Monterrey y 10% en el Distrito Federal. El recuento estadístico de la crisis es devastador, pero las campañas de recuperación ya se pusieron a andar, en medio de la pérdida de 100 mil empleos directos en el sector turístico a consecuencias de la influenza.

El regreso de los turistas extranjeros al nivel que se tenía antes de la crisis sanitaria va a ser muy difícil de lograr este año. El impacto psicológico de la influenza por lo menos durará seis meses, si es que sucede lo mismo que en China después de la fiebre aviar. Sin embargo, en ese gigante país tuvieron a favor que pronto se realizarían los Juegos Olímpicos por lo que los chinos invirtieron enormes cantidades de dinero en borrar los recuerdos de la fiebre y en propagar una imagen de limpieza, eficiencia, poderío, grandeza, etc.

En México, particularmente en Sinaloa, aprovechándose la preocupación y un mayor interés en la salud y, por consecuencia en las medidas preventivas, como la limpieza, deberíamos impulsar, sociedad civil, empresa y gobierno, intensas y sostenidas campañas de higiene pública. Esta ha sido una de las grandes debilidades de Mazatlán, en particular. Habrá que decir que la higiene, la limpieza, no tan solo contiene enfermedades y contribuye a una mayor salud, sino que también se vende como atractivo turístico. Un destino turístico limpio y que lo parece siempre es más atractivo que el que no lo es o sólo medianamente.

Un lugar limpio y seguro es más seductor que el que no lo es, sin embargo, muchos mazatlecos, quizá no la mayoría pero si suficientes para ensuciar las playas y las calles, no han sido receptivos a esa necesidad. En realidad, sólo a través de la educación permanente en las escuelas, los medios de comunicación, las empresas y el gobierno, aunado a las necesarias sanciones, que deben legislarse, podría lograrse que los destinos turísticos de Sinaloa, al estilo del ejemplar, El Quelite, se ofrezcan como lugares limpios y seguros. Esto, solo, atraería miles de turistas más.

http://www.noroeste.com.mx/opinion.php?tipo=1&id=19744

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